Pasión por Dios, pasión por la humanidad

Amar a Dios con todo su ser y amar a los pobres de la misma manera ha sido la pasión de Magdalena de Canossa, que no podía dejar a Dios por los pobres ni a los pobres por Dios. La Eucaristía ocupa un lugar privilegiado en la experiencia carismática de Magdalena. Leyendo las “Memorias”, su diario espiritual, encontramos las experiencias fundamentales que la han llevado a comprometerse apasionadamente:
Complacer a Dios, el deseo de arraigar su vida en “Dios sólo”.
Socorrer a los pobres, la exigencia irrenunciable de cuidar a los que viven al margen de la sociedad.
Contrarrestar el mal, el llamado imperioso del amor, que quiere “impedir los pecados”.
Ir por todo el mundo, la instancia misionera de la universalidad del Evangelio para anunciar a todos la gratuidad del amor de Dios.
Buscar la gloria de Dios, el punto focal de la verdad del amor, revelar la bondad, la caridad y la santidad del Amado.

Pasión por Dios, pasión por la humanidad
La Eucaristìa